Reseña | «Los Borgia» de Alejandro Jodorowsky y Milo Manara

Si hay una familia en la historia de la humanidad que ha quedado como paradigma de la corrupción, la inmoralidad, la perversión, el nepotismo y la depravación (y que Mario Puzo denominó en su última novela como «la primera gran familia del crimen») esa es la familia Borgia. Esta estirpe de origen aragonés afincados en Valencia (Játiva exactamente) logró acumular gran poder e influencia dentro de la Iglesia Católica llegando a tener dos papas, Alfonso de Borja (Calixto III) y el sobrino de éste, Rodrigo de Borja (Alejandro VI), e incluso décadas más tarde, cuando el poder de los Borgia ya era un triste recuerdo, logró la canonización de uno de sus miembros, San Francisco de Borja, el bisnieto del papa Alejandro VI.

Sin embargo, habría que matizar que la mayor parte de las acusaciones sobre los envenenamientos y las relaciones incestuosas contra los Borgia vienen de su acérrimo enemigo Giuliano della Rovere (el futuro papa Julio II)  y que, por otra parte, durante el papado de Rodrigo de Borja se patrocinaron las artes y que el mismo papa fue mecenas de importantes artistas como Miguel Ángel, Tiziano, el Bosco, Bartolomeo Veneto, Pinturicchio, Bramante o Leonardo da Vinci. Como dice María Elvira Roca Barea en Imperiofobia «Hubo más papas que tenían hijos, que practicaron un nepotismo descarado y que fueron más príncipes que papas. En realidad, este es el modelo de papa renacentista. […] Fuera del libelo, no hay una sola prueba de que las acusaciones de incesto fueran ciertas. Alejandro VI no fue distinto de otros papas que lo precedieron o lo sucedieron. ¿Qué es lo diferente en él? Que es español, y no italiano.»

El tándem Jodorowsky-Manara unen sus fuerzas en esta historia dividida en cuatro capítulos y recopilados ahora en un tomo integral. Alejandro Jodorowsky es un polifacético artista chileno, fundador junto a Fernando Arrabal y Roland Topor del Grupo Pánico, ha escrito ensayos, novelas, obras de teatro, guiones para tebeos (El Incal, 1980-1988), ha dirigido películas (El Topo, 1970) y, además, es psicomágo. Por su parte el historietista italiano Milo Manara es considerado uno de los maestros del fumetto, además de uno de los más reconocidos autores del cómic erótico, se le conoce sobre todo por su obra El clic (Il gioco, 1983).

Esta obra es parte de una trilogía papal proyectada por el artista chileno Alejandro Jodorowsky de la que por el momento solo tenemos el díptico formado por Los Borgia (Jodorowsky y Milo Manara) y El papa terrible (Jodorowsky y Theo), esperemos que en breve aparezca la tercera parte que cierre esta trilogía sobre la corrupción en el seno del Vaticano. Para el guion de la primera parte de su proyectada trilogía el ecléctico Jodorowsky se basa en la leyenda negra de la familia Borgia y no escatima en situaciones y diálogos escabrosos en los que la historia del papa Alejandro VI es relatada de forma brutal e inhumana en el que la violencia y el sexo son llevados a un barroquismo extremo. El artista pánico nos presenta a un megalómano Alejandro VI que utiliza a la Iglesia Católica como medio para intentar conquistar todo el orbe, extender y mediante una política matrimonial parecida a la que organizaron los Reyes Católicos tejer una red de alianzas para afianzar en el poder a su familia, ya que sus hijos en el fondo son piezas fundamentales en su plan y tiene ya decidido el destino de cada uno. Jodorowsky no solo utiliza los elementos de la leyenda negra borgiana sino que lo lleva más allá y construye un relato delirantemente cruel y brutal en el que el sexo, el incesto, el asesinato, la tortura, la corrupción, el nepotismo, la inmoralidad, el vicio y el pecado son sublimados y encarnados en la figura del papa Borgia.

Por su parte el Milo Manara es el encargado de trasladar a imágenes la visión del artista chileno sobre la familia Borgia, para ello realiza un dibujo elegante como es habitual en su obra: desnudos estilizados, figuras femeninas dibujadas con el virtuosismo al que nos tiene acostumbrado. También en los escenarios se despacha a gusto el historietista italiano, ya sea en los paisajes de la campiña italiana, los interiores de los templos y los palacios o en las calles de la monumental Roma Manara despliega todo su talento para trasladarnos a la Italia del Renacimiento y para plasmar todo el libertinaje y la violencia que emana del guion de Jodorowsky.

Personalmente creo que el guion de Alejandro Jodorowsky (en realidad mucho de su obra) está fuertemente influenciado por la obra del Marqués de Sade y que la entronca con un drama muy shakesperiano lleno de sensualidad al aprovechar los episodios de la leyenda negra borgiana para retorcerlos, exagerarlos más si cabe, y así parir una obra que huye sin complejos del historicismo, lo que le sirve al autor para explorar sus propias obsesiones. Asimismo, Jodorowsky huye de maniqueísmos y presenta una historia amoral, cuando no inmoral, puesto que el mismo Alejandro VI personifica seis de los siete pecados capitales (salvo el de la pereza) pero los enemigos de Rodrigo de Borja, con Giuliano della Rovere a la cabeza, son tan viles y degenerados, o quizá más, que los Borgia.

Es obvio que una obra así no puede ser del gusto de todos los paladares, pues como suele ser habitual en el chileno, Los Borgia es una obra es controvertida y poco convencional. Como ya se ha dicho a Alejandro Jodorowsky no le interesa hacer una crónica del pontificado de Alejandro VI, el chileno retuerce los episodios y deliberadamente incurre en una serie de inexactitudes históricas para encauzar el relato por los derroteros que a él le interesan, jugando con la cronología, las muertes e ignorando o tergiversando los hechos según su antojo.  A cambio Jodorowsky nos ofrece una historia de vicio y maldad y sobre las exacerbadas y pasiones humanas llevadas al paroxismo mediante la violencia, el erotismo y la provocación religiosa. Puede que para los no iniciados en la obra de Jodorowsky sea una buena introducción a su obra y para los que ya han sido iniciados sea una obra lo suficientemente atractiva para gastarse unas monedas de su bolsa y disfrutar de unos buenos ratos de esparcimiento a cargo del polémico artista chileno.

Quisiera terminar citando una de los más grandes líneas de la historia del cine y que mejor resume el legado del papado de Alejandro VI en la cultura popular occidental, en El tercer hombre (The Third Man, Carol Reed, 1949) Harry Lime (interpretado por el ínclito actor y director de cine Orson Welles) dice: «En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia no hubo más que terror, guerras y matanzas, pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron 500 años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? El reloj de cuco.» Poco más se puede añadir a esto… Vanitas vanitatum et omnia vanitas.

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