Reseña | «Encender una hoguera» de Jack London

Encender una hoguera es uno de los relatos más celebrados del escritor estadounidense Jack London (1876-1916) y es considerada unánimemente, junto a las novelas Colmillo blanco y La llamada de lo salvaje, como una de sus mejores narraciones —una aventura posiblemente inspirada en alguna de sus experiencias de los días en los que este californiano vivió en Alaska o que habría podido escuchar por aquellos lares—. Estas tres obras tienen varios puntos en común que la mayoría de lectores asocian con el estilo de London: un hombre en permanente lucha contra la salvaje naturaleza, un perro fiel a su lado y la soledad.

En esta edición de la editorial Reino de Cordela que he manejado se incluyen las dos versiones del cuento que escribiera Jack London en 1902 y 1907 del mismo cuento. En la última versión que escribió London encontramos a un chechaquo —un recién llegado al Yukón— desoyendo las advertencias de un veterano, se ha aventurado en solitario, únicamente acompañado por un Husky Siberiano, por el Yukón en unas condiciones hostiles y temperaturas que rondan los -45º. Pronto la situación llegan a ser tan crítica que este anónimo explorador necesitará encender una hoguera…

Entre sendas versiones de este clásico de Jack London encontramos notables diferencias entre ellas que resultan en dos cuentos totalmente diferentes sobre el mismo tema. Siendo la versión de 1907, desde mi humilde punto de vista, muy superior a esa visión temprana que tuvo London sobre esta aventura ártica, ya que añade más elementos que enriquecen la historia e incluso llega a crear una atmósfera más opresiva para el lector que llega a sentir como propias las preocupaciones, el conflicto y la lucha del chechaquo por sobrevivir. Algunas de las diferencias que encontramos entre ambas versiones son:  en la primera versión es llamado Tom Vincent (mientras que en la versión posterior no tiene nombre), no aparece el perro —lo cual cambia mucho la perspectiva que tendremos del protagonista—, no hace un frío tan extremo como en la versión de 1907, la extensión del relato o el pesimismo y el vitalismo que ambos protagonistas tienen ante la lucha lucha contra los elementos y la naturaleza en la que se encuentran, el instinto del perro frente al empecinamiento humano y la lección final que ambos personajes sacarán de esta experiencia. Pero tienen también varios puntos en común: la estructura y el argumento son prácticamente la misma, en ambas se hace hincapié en temas como la perseverancia ante los imprevistos y salir preparado; también el individualismo y la arrogancia son otros temas comunes que tienen estos dos relatos ya que desoyen la advertencia de que es peligroso aventurarse a esas temperaturas tan bajas en solitario y creen que pueden alcanzar el éxito sin ayuda de nadie.

El protagonista puede verse como un arquetipo de la masculinidad norteamericana: poseedor de una gran fuerza física, valiente, osado y dispuesto a luchar contra sus temores y debilidades mientras se enfrenta contra unas fuerzas naturales que le serán hostiles. Aunque en esto hay ligeras variaciones según la versión del cuento que se lea, siendo la última versión la que muestra a un personaje más complejo en cuanto a su lucha interna, ya que ambos personajes tienen una actitud diferente ante la muerte al enfrentarse a situaciones que si no tienen cuidado les puede hacer perder la vida rápidamente. En una versión London censura el individualismo del chechaquo, mientras que en la otra puede parecer que la esté alabando, aunque desde mi punto de vista en ambas versiones podemos encontrar una censura implícita o explícita de este individualismo, dependiendo de cual de los dos cuentos estemos leyendo.

Tampoco hay que olvidar que este cuento de Jack London ha sido adaptado al cine en varias ocasiones: Construire un feu (Claude Autant-Lara, 1930), To Build a Fire (David Cobham, 1969) con Orson Welles haciendo de narrador, el corto español COLD (Iván Martín Ruedas, 2015) o el cortometraje de animación francés To Build a Fire (Fx Goby. 2016), aunque ha habido muchas más adaptaciones estas son las que me han parecido más relevantes.

Este relato, además de ser un clásico de la literatura norteamericana, es también una de las cumbres del género de aventuras en el que encontraremos todos los elementos característicos de las grandes obras de su autor —y que ya señalamos más arriba—, Encender una hoguera es una aventura ártica en las que encontramos el antagonismo de la naturaleza, que podría considerarse a este frío polar un personaje más, puesto  da la sensación de que esta naturaleza salvaje quiere desbaratar los planes del protagonista o al menos ponérselo más difícil. Es esta una historia que he disfrutado como pocas al aprovechar este frío que estamos soportando estos días y que me ha hecho ponerme en la piel de este desdichado chechaquo, aunque yo no haya ni soportado esas temperaturas tan extremo y además estuviera bien cobijado. Como ya he adelantado, la versión de este cuento creo que es, de lejos, muy superior a la de 1902 , es la que más me ha sobrecogido y la que más me sumergió en esta pesadilla blanca en la que se ve envuelto a este hombre sin nombre en el que la amenaza de la hipotermia, la congelación de los dedos o la nariz es constante y donde no hay margen para los nervios o las segundas oportunidades, pues cualquier pasó en falso o el más mínimo error o despiste pueden resultar fatales. Encender una hoguera oscila entre los géneros de terror y de aventuras de una forma tan sutil que al terminar la lectura uno no sabe a cual de estos dos géneros pertenece esta breve narración de Jack London. Una historia fascinante ya sea por las descripciones que London hace de los gélidos paisajes y de las condiciones extremas a las que somete al chechaquo o por transmitir al lector de una forma tan precisa la desesperación y los miedos que éste va sufriendo ante la adversidad.

Ficha técnica:

Título original: To Build a Fire.

Autor: Jack London.

Traducción: Susana Carral.

Ilustraciones: Raúl Arias.

Número de páginas: 88.

Editorial: Reino de Cordelia.

Año: 2018.

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