Reseña | «Dulce de leche» de Miguel Vila

Dulce de leche es un fumetto de Miguel Vila que nos ha traído Ediciones La Cúpula. Vila es un dibujante italiano oriundo de Padua que ha publicado varios fanzines y que ganó notoriedad en su país de origen con Padovaland, un cómic inédito en nuestro idioma a día de hoy. En la obra que nos ocupa hoy, este autor paduano nos presenta la historia de Marco, un chico sin oficio ni beneficio, inseguro e infeliz pero que, en embargo, tiene una novia llamada Stella que se ocupa de él, le presta dinero, le cuida y le quiere, pero que juega siempre al límite con sus bromas y tiene una relación bastante extraña con su mejor amigo. Marco, que siempre rehuye el conflicto y parece dejarse llevar por la inercia y las circunstancias, está pasando por una especie de crisis vital que le llevará a ir distanciándose de Stella. Por su parte ella entra a trabajar como canguro de Loris el bebé de Lulú, una choni, en muchos sentidos bastante desagradable, que trabaja en una heladería llamada Dulce de leche. A partir de ahí la vida de Marco va a dar un giro de 180 grados pues Marcos se obsesiona con los pechos lactantes.

El cómic es prácticamente nos muestra la vida anodina de Marco: sus clases de autoescuela, el gimnasio, sus rutinas, su relación con Stella… básicamente su vida vacía y aburrida que solo Lulú le da vidilla. Además. Marco es retraído y tímido por lo que no llega a encajar con los amigos de su novia, en especial con Daniele, el mejor amigo de Stella, con el que no llega a sentirse cómodo con esa estrecha amistad que mantiene su novia con él ya que Daniele parece que siente algo por la que se supone es su amiga. Es como si la relación maravillosa que le ofrece Stella como novia ideal le causara tal rechazo que ni si quiera le excita sexualmente, mientras que la imperfección de Lulú y sus enormes pechos lactantes le obsesionan de una manera tan enfermiza que le harán cuestionarse esa vida perfecta que no acaba de llenarle o será que siente que esa perfección es un artificio que le tiene atrapado. Por otro lado Stella es una adolescente bastante atrevida y echada hacia delante que aparentemente no tiene más problemas que los típicos complejos e inseguridades de la edad, ya que tiene una familia con recursos que le permiten pagarle a Marco tanto sus clases de autoescuela como el gimnasio, y que solo entra a trabajar como canguro casi por capricho. Lulú (o Ludovica) es casi la némesis de Stella, pues es todo lo contrario a ella, ya que su vida es todo un desastre tanto desde el punto de vista del desaliño y que bebe alcohol mientras está dando de mamar a su bebé, como de la educación (aunque no tiene un pelo de tonta), pero sus opulentos pechos lactantes despertarán en Marco esa chispa de morbo y excitación que necesitaba para avivar su deseo sexual y ser feliz.

La portada de este fumetto es muy ilustrativa de lo que vamos a encontrar en el interior y ya anticipa al lector tanto el tono como la estética de la obra y otros detalles que podrá encontrar en su interior. En el apartado gráfico este fumettista italiano apuesta por una estética feísta —siguiendo la estética que ya usó en Padovaland— que hace a varios personajes más desagradables de lo que en realidad son y que potencia el rechazo que causan. Y es que el mismo diseño de personajes también es potente, pues deja de lado la estilización de los cuerpos y nos presentan cuerpos más realistas, y llega a acentuar detalles desagradables como los dientes picados o verrugas. Aunque eso lo atenúa con esos colores celestes, rosados y pastel que utiliza y nos hace más amable el dibujo. La narrativa gráfica que utiliza también es muy particular, desde una audaz composición de viñetas donde juega con el tamaño de las distintas viñetas con la que juega con el argumento, los tiempos, etc. hasta con la forma de relatar la historia con imágenes, puesto que es tan expresiva que podría prescindir de los textos y únicamente valerse del dibujo parar contar a la perfección la historia. Estilísticamente es todo un acierto el estilo del dibujo.

Dulce de leche es una historia que Vila cocina a fuego lento, alejado de ese ritmo frenético que hemos visto en otros cómics underground como Zona crítica, y que, sin embargo, atrapa y obliga al lector a devorar este fumetto de una tacada por lo adictiva que resulta su trama de relaciones sentimentales, crisis vital, porno, filias sexuales y pechos lactantes. Utiliza para contar su relato todas los recursos narrativos que tiene al alcance de su mano y sobre todo es tremendamente moderno al utilizar constantemente herramientas de comunicación que cualquiera puede usar a diario como sería el WhatsApp o portales de internet de pornografía en los que Marco busca vídeos que prendan su excitación con mayor o menor fortuna. Es una historia sórdida donde se dan la mano el costumbrismo, el patetismo, realismo sucio, pero sin abusar de lo sórdido y lo perturbador, el porno y las filias sexuales para hacernos reflexionar sobre lo complicado que son las relaciones pareja, los cánones de belleza, el sexo y el deseo que desagradará y repelerá a unos y divertirá y dejará patidifusos a otros, pero que, sin duda, no dejará indiferente a nadie que se sumerja en sus páginas. Tras la lectura de este excelente fumetto Miguel Vila será un autor que deberían tener en el punto de mira todos los que gustan de estas historias un poco más alternativas y menos comerciales, pero de una calidad gráfica y narrativa sobresaliente; y por supuesto esperamos con los brazos abiertos los futuribles trabajos que Vila realice y, como no podría ser de otro modo, una edición española de su opera prima Padovaland.

Ficha técnica:

Título original: Fiordilatte.

Autor:  Miguel Vila (guion, dibujo y color).

Traducción: Inés Sánchez Mesonero.

Número de páginas: 180.

Editorial: Ediciones La Cúpula.

Año: 2022.

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